Alentados posiblemente por el intento de Francisco García Cabeza de Vaca por regresar al escenario político, un grupo de cabecistas salió de la madriguera el viernes pasado.
Al frente de ese grupo se encontró Jorge Federico Rivera Schotte, ex gerente general de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa) de Tampico y Madero.
Junto al controvertido exfuncionario, estuvieron Alejandro Aguilar Poegner, Mario Florencia y alguien más, al parecer un integrante del comité de financiamiento de la fracasada campaña electoral de ‘El Truco’.
Los cuatro comenzaron ‘la fiesta’ con una comida en una casa ubicada en la colonia Chairel de Tampico.
‘Enfiestados’, ya por la noche, se enfilaron hacia el Club Campestre, donde tomaron sus whiskies con agua mineral ‘Topo Chico’.
Como si Cabeza de Vaca ya no tuviera problemas pendientes con la justicia, Jorge Federico Rivera Schotte desbordó optimismo y confianza. Él tiene comunicación frecuente y directa con Dallas, Texas.
Atentos, con la francachela a cuestas, lo escucharon sus acompañantes.
Alejandro Aguilar Poegner seguramente recordaba con nostalgia los tiempos en que manejó las finanzas de la Secretaría de Salud sin que nadie lo cuestionara en la prensa.
¿Y Mario Florencia? Es posible que haya pensado que nunca más volverán los tiempos en que fue uno de los proveedores consentidos de la Comapa del sur.
Vaya que si era consentido: vendía sus productos a tres o cuatro veces más el valor comercial de mercado.
Eso fue un abuso, un exceso, un atraco al presupuesto estatal. Un daño patrimonial.
Uno de los tantos excesos cometidos en el sexenio anterior, excesos que pretenden borrar con tuits y videos que equivalen a un sueño guajiro.
Si los cabecistas creen que ya la libraron, se equivocan. Cometen un grave error de cálculo político en la ruta del 2024.
Una noche de copas los puede hacer creer que la 4T ya olvidó… pero no es así… una investigación está en marcha.
Tras la parranda sexenal, viene ‘la cruda’… una cruda realidad.
Por el momento, Jorge Federico Rivera Schotte puede sonreír al contestar los mensajes en su celular.
Pero… esa sonrisa puede borrarse de su rostro pronto, muy pronto.
Y PARA CERRAR…
Por supuesto, Gabriel Guerra no es invitado a estas reuniones ‘fifís’ en el Club Campestre. ‘¡O sea, haz de cuenta!’…
Gabrielito Guerra, que se sentía soñado por ser gerente general de la Comapa, en realidad era un simple títere, una marioneta, una comparsa, un empleado, un sirviente que obedecía sin chistar las órdenes de Jorge Federico Rivera Schotte y, obvio, de los hermanos Cabeza de Vaca.
