Una de las principales preocupaciones que existía entre ciertos sectores de la sociedad tamaulipeca era que, tras el cambio del gobierno estatal, se registrara un incremento en los delitos de alto impacto, es decir, que aumentara la inseguridad pública.
Esta percepción se propagó, hasta cierto punto, como supuesto argumento de la oposición blanquiazul en contra de la llegada de Morena al poder ejecutivo del estado.
Este razonamiento proviene, además, de lo que algunos académicos han denominado como ‘la lógica política de la criminalidad en México’, vinculada a las turbulentas transiciones y alternancias en los gobiernos estatales.
Sin embargo, lo que sucedió durante los tres primeros meses del gobierno de Américo Villarreal Anaya confirma que, cuando se da puntual seguimiento a la seguridad pública, la incidencia delictiva registra una tendencia a la baja.
Para comenzar, el gobernador no ha faltado a una sola de las mesas para la construcción de la paz. Fue un compromiso de campaña. Ahora, es una prioridad en su agenda.
Después de cada ceremonia cívica en la que se rinde honores a la bandera, como pasó en Tampico hace una semana, el doctor Américo Villarreal asiste a la reunión de seguridad junto con los representantes de cada dependencia civil y militar involucrada. Ahí, con documentación en mano, se analiza el comportamiento del crimen.
Los números hablan por sí solos: de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública, Tamaulipas registra una disminución en el índice delictivo.
El panorama general de incidencia delictiva indica que en tierras tamaulipecas durante el periodo octubre-diciembre de 2022 disminuyeron los casos de homicidio doloso, secuestro, extorsión, robo de vehículo, robo a casa habitación y violencia familiar.
Estas cifras alcanzadas en diciembre del año pasado llevaron a Tamaulipas a colocarse como uno de los estados con menor índice delictivo.
Al respecto, el dato reportado por el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública es el siguiente: la media nacional en presuntos delitos por cada 100 mil habitantes es de 127.2, mientras que la tasa estatal es de 80.1.
Sin duda, es un buen resultado en materia de seguridad pública en el primer trimestre del sexenio de Américo Villarreal.
Por supuesto, el gobierno tamaulipeco tendrá que poner especial atención en los índices del robo a negocios y robo a transeúntes, los que aumentaron en el periodo analizado, de octubre a diciembre de 2022.
No obstante, algo es evidente: a pesar de que los emisarios del pasado pronosticaban el caos, la realidad es que el trabajo siempre noqueará a la grilla plagada de mentiras e infundios.
SE AMPLÍA LA LISTA DE ASPIRANTES PANISTAS A LA ALCALDÍA DE TAMPICO CON ANTONINO ALONSO Y JOSÉ ANGEL GARCIA ELIZONDO
Pues vaya si hizo ruido del bueno el resultado de las encuestas aplicadas en Tampico en la carrera por la presidencia municipal que estará en disputa en 2024.
Como se reveló en esta columna el viernes pasado, el diputado local panista Mon Marón se ubica en el primer lugar de las preferencias ciudadanas.
En diferentes frentes de Acción Nacional y de Morena tomaron puntual nota del dato.
En el PAN afirman que, efectivamente, Mon Marón es uno de los aspirantes en una lista que, por cierto, es más amplia de lo que parece.
Todos saben que en el listado figura la diputada federal Rosa María González Azcárraga, que dio muestra de capacidad política y organizadora al traer a Tampico la reunión plenaria del Grupo Parlamentario de Acción Nacional en la Cámara de Diputados.
También es aspirante la diputada y presidenta local del PAN, Nora Gómez. El problema de la legisladora es que no se le ven espolones para tomar decisiones en la silla principal del Palacio Municipal. Una muestra: tan solo ve los micrófonos de la prensa y ella trata de huir. Así no se puede.
Íñigo Fernández, presidente del Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas (CIEST), podría ser un buen candidato desde lo que algunos llaman ‘sociedad civil’. Sin embargo, como no participa de manera directa en la actividad política, su nombre no alcanza registro en las mediciones. Cuando lo quieran impulsar, tal vez sea demasiado tarde.
A la lista de aspirantes del PAN se deben añadir dos nombres. El primero de ellos: Antonino Alonso Sabbatini, tesorero del Ayuntamiento de Tampico.
Tal como lo leen: Antonino es una carta que ya está sobre la mesa blanquiazul. Es uno de los personajes de mayor confianza del alcalde Chucho Nader. No hay que perderlo de vista.
Va el segundo nombre incorporado ya al listado de aspirantes a la candidatura blanquiazul a la alcaldía porteña: José Ángel García Elizondo.
Al igual que Íñigo Fernández, el empresario José Ángel García Elizondo es una figura proveniente de la ‘sociedad civil’, bien visto por el segmento más influyente de la iniciativa privada local.
En el grupo de aspirantes debería aparecer Pepe Schekaiban, eficaz director de Servicios Públicos de la administración tampiqueña, pero él ha comentado en varias ocasiones a esta columna que no quiere ser candidato a alcalde. Esa posición no le interesa.
Como no quiere, Schekaiban queda eliminado de la carrera.
De esa forma, la lista de personajes con posibilidades de competir con las siglas del PAN por la presidencia municipal de Tampico son Mon Marón, Rosa María González Azcárraga, Nora Gómez, Íñigo Fernández, Antonino Alonso Sabbatini y José Ángel García Elizondo.
Por supuesto, quien va a decidir el nombre del candidato de Acción Nacional a la alcaldía jaiba es Chucho Nader. Ningún cabecista meterá mano. Ni uno.
Y PARA CERRAR…
Desde hace 10 días, Ricardo Rodríguez Martínez entregó su renuncia como delegado de la Secretaría de Gobernación en Tamaulipas.
El funcionario, hijo del priista y cavacista Jaime Rodríguez Inurrigarro, fue llamado a la Ciudad de México para entregar su dimisión.
En la designación que viene, tendrá opinión el gobernador Américo Villarreal… y, por supuesto, el secretario Adán Augusto López Hernández.
