Se cumplió el pronóstico: es Claudia, siempre lo fue.
Desde hace tiempo, Sheinbaum tomó la delantera en prácticamente todas las encuestas. En la encuesta aplicada por Morena, no existían condiciones ni circunstancias para que el escenario cambiara. Se confirmó la tendencia.
Sin embargo, algo alteró la tensa e intensa jornada final morenista: el berrinche de Marcelo.
Al igual que su ‘padre’ político en la sucesión de hace 30 años, Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard se enojó, pataleó, cuestionó. No estuvo de acuerdo con el resultado.
Marcelo se sobrevalora a sí mismo: cree estar destinado a la presidencia de la república. Dice que se ha preparado durante décadas. Eso es un grave error.
Subyugado por verse tanto en el espejo, Ebrard olvida lo elemental de la política: las circunstancias dictan las posibilidades reales.
Una de esas circunstancias actuales es el momento, la etapa histórica: Hoy, es el tiempo de las mujeres. De eso ya no hay duda.
La irrupción femenina en México salta a la vista en las principales posiciones del servicio público: las mujeres están al frente del Banco de México, del INEGI, del INE, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Secretaría de Gobernación, de la Cancillería y de las mesas directivas de las Cámaras de Diputados y de Senadores.
Ahora, esa irrupción femenina llega a la candidatura presidencial del partido en el poder, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Es Claudia.
Mujer de izquierda, de joven participó de manera activa en el movimiento del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) a mediados de los ochentas.
De niña tiene un recuerdo que, sin duda, marca su identidad política: visitaba la cárcel de Lecumberri. Sus padres iban con un amigo de la familia, Raúl Álvarez Garín, preso por ser uno de los dirigentes del movimiento estudiantil de 1968.
Ese es el origen y, por tanto, la identidad de Claudia Sheinbaum: transita por la izquierda desde la niñez. Fue algo que vivió y aprendió en su casa.
Eso la conduce ahora a darle continuidad a la Cuarta Transformación en el siguiente sexenio, el deseo expreso de forma recurrente por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esa circunstancia tampoco la entendió Marcelo Ebrard en el contexto de la consolidación del movimiento lopezobradorista: la trayectoria y el perfil de quien ahora es la coordinadora nacional de la defensa de la 4T.
Marcelo tiene otra ruta, una trayectoria política distinta: priista ligado, por su jefe Manuel Camacho, al Grupo Compacto salinista; diputado federal del Partido Verde; fundador del Partido del Centro Democrático, que desapareció al poco tiempo; luego perredista y jefe de gobierno de la Ciudad de México; después estuvo cerca de Movimiento Ciudadano y, finalmente, miembro, al borde de la ruptura, de Morena.
Hombre inteligente y que proyecta capacidad en lo que hace, Marcelo Ebrard arrastra un problema: su inconsistencia política ideológica. Eso es evidente. Son muchos brincos de un color a otro. ¿Oportunismo o pragmatismo? Eso no garantiza la continuidad de un proyecto de transformación como el enarbolado por Andrés Manuel López Obrador.
Esa es otra razón, determinante bajo el análisis político, que favoreció a Claudia Sheinbaum. La doctora es consistente en la ruta que emprendió desde joven por la izquierda. Ese factor fue muy tomado en cuenta en Palacio Nacional.
La encuesta, por su parte, confirmó lo que ya se sabía desde hace tiempo: la candidata presidencial de Morena es Claudia. Siempre lo fue… por su origen y por su identidad real de izquierda.
En la encuesta hubo una aparente sorpresa: Gerardo Fernández Noroña superó a Adán Augusto en el sondeo aplicado por la comisión especializada de Morena. Por su discurso y su desempeño en la Cámara de Diputados, Noroña es otro morenista identificado plenamente con el sendero de la izquierda. Es una lección más de congruencia.
Adán Augusto, por su parte, cometió equivocaciones garrafales en su ‘precampaña’. El exsecretario de Gobernación es una muestra más de que gastar millonadas en anuncios espectaculares no es la mejor estrategia para posicionarse.
¿Recuerdan su visita a Tamaulipas? Mal asesorado por algunos ‘grillos’ fronterizos, se lanzó en contra de funcionarios del gobierno estatal de extracción morenista. Con esa actitud belicosa, mostró carencia de propuestas.
Otro que cometió múltiples errores políticos fue Ricardo Monreal. El resultado: quedó en el último lugar -en el promedio de las cinco encuestas- de la competencia entre las corcholatas. Hasta Manuel Velasco, del Partido Verde, lo superó. Eso es un duro mensaje para el ego monrealista.
El zacatecano intentó posicionarse como crítico del presidente desde el liderazgo del Senado y cavó su tumba. Es prácticamente un hecho que no será candidato de Morena a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
La encuesta confirmó lo que ya sabía: Claudia Sheinbaum es la virtual candidata de Morena y sus aliados, el PT y el Partido Verde, a la presidencia de México.
A partir de hoy, la doctora tendrá el reto de construir un proyecto que gane en las urnas el 2 de junio de 2024.
Aunque parte como favorita para alcanzar la victoria, la misión no será fácil. La posible ruptura de Marcelo Ebrard puede derivar en diversos escenarios políticos electorales.
En ese contexto, Claudia deberá construir un proyecto sólido para llegar a Palacio Nacional. Además, la participación o la aportación de los gobernadores será, como siempre, decisiva. Contará, por supuesto, con el respaldo de la imagen que proyecta el presidente López Obrador entre el electorado.
El escenario está definido: Claudia Sheinbaum va por la presidencia de México. Enfrentará a otra mujer, Xóchitl Gálvez, aspirante del Frente Amplio Opositor.
Es, sin duda, el tiempo de las mujeres.
Y PARA CERRAR…
Hablando del respaldo político del presidente Andrés Manuel López Obrador a las mujeres destacadas de Morena, el señor de Palacio Nacional estará en la toma de protesta de la profesora Delfina Gómez como gobernadora del Estado de México. ¿Qué tal?
